
La inmaterialidad del ritual.
Los acrílicos, las luces y los silencios de Dolores Casares.
La obra de Dolores Casares constituye un enlace conceptual a la luz y la transparencia, pero también a la fragilidad.
Empleando cubos y varas de acrílico, va descubriendo metáforas etéreas de gran sonoridad simbólica y metasimbólica.
La sal, el aire y la claridad, junto a simetrías interpeladas por líneas oblicuas, hipnotizan e inducen movimientos pendulares a fin de percibir destellos e intermitentes juegos de brillos.
Obra coherente, incluso sólida, remite a la espiritualidad y a lo intangible, volviendo al resplandor categoría de pensamiento.
Piezas silentes, cultivadoras de la poiésis de lo tácito, estos trabajos permiten regresar a nuestra mismidad, y así contemplarnos a pesar de la sacudida existencia del mundo sórdido.
Elíptica, austera y necesaria surgen cuan calificativos inconclusos tras presenciar estos trabajos dotados de sensibilidad y delicadeza.
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